
¿Tienes algún problema de salud? La meditación puede ayudarte. Muchas de nuestras enfermedades son reflejo de nuestros pensamientos, a veces la mente empieza a divagar y nos lleva a lugares poco esperanzadores y a pensar que la enfermedad va a empeorar, eso no le ayuda a tu cuerpo a sanar.
Por eso es importantísimo que tu mente le ayude a tu cuerpo a estar mejor, esta meditación no sustituye ningún tratamiento médico, pero es un buen acompañamiento que te va a ayudar a estar más tranquila y sanar más rápido.
- Antes de meditar escribe qué es lo que te duele, algunos días tenemos más de un dolor, toma tu tiempo, analiza qué partes no se sienten muy bien.
- Siéntate en la posición de meditar en un cojín y una silla.
- Inhala y exhala por unos minutos, inflando el abdomen cuando inhalas y sumiéndolo cuando exhalas, si te sirve para concentrarte mejor cuenta tus respiraciones, del uno al once y vuelve a empezar.
- Cuando ya te sientas presente (que tu mente ya esté menos saturada de pensamientos) imagina una casada frente a ti.
- Visualiza tu cuerpo y las zonas que no se sienten bien, imagina que esas zonas son manchas del color que quieras.
- Con tu mente transforma el agua de la cascada en un flujo de sanación, puede ser líquido, de luz, lo que imagines es lo que te sirve en ese momento.
- Mentalmente introduce tu cuerpo a la cascada.
- Observa como la cascada va sanando y llevándose esas manchas de color en su caudal.
- Mantente ahí por el tiempo que creas necesario.
- Siente como tu cuerpo va sanando.
- Cuando termines imagina que sales de la cascada, sanada, renovada, revitalizada.
- Date un momento para grabar esa sensación en tu mente.
- Termina tu meditación afirmando que tu cuerpo ha sanado.
Haz estas meditaciones por el tiempo que creas necesario, pero llévalas a tu vida cotidiana, cada vez que notes algún dolor, cierra los ojos un minuto, revive la sensación que experimentaste al salir de la cascada y repite tu afirmación.
Vas a ver que muy pronto tu mente y tu cuerpo se sentirán muchísimo mejor!